
Salí hoy a dar un paseo, y volviendo ya para casa pasé al lado de una ventana.
Pasé al lado de una ventana cuyas cortinas no estaban echadas.
La luz estaba encendida y desde aquella ventana podía verse una escena muy hermosa.
En aquel hogar, con las luces encendidas y las cortinas corridas, había una niña pequeña en el suelo.
En el suelo junto a ella había una pequeña montaña de peluches de conejos, osos y pingüinos.
Jugaba la niña entre peluches y me deleitaba con una risa fresca, pura y de cristal.
Poco más necesité, poco más tuve que ver u oir para sentirme cálida hoy.
Y sí, salí hoy a dar un paseo y llegué a casa con la sensación de haber reido así yo alguna vez en mi vida... entre peluches.
No hay comentarios:
Publicar un comentario